Diario de Sesiones 66, de fecha 5/2/2013
Punto 5

· 8L/PO/P-0716 Pregunta del señor diputado don Miguel Cabrera Pérez-Camacho, del Grupo Parlamentario Popular, sobre la dimisión de la exconsejera de Empleo, Industria y Comercio, Margarita Ramos, dirigida al señor vicepresidente del Gobierno y consejero de Educación, Universidades y Sostenibilidad.

El señor presidente: Pasamos a la siguiente: del señor diputado don Miguel Cabrera Pérez-Camacho, del Grupo Parlamentario Popular, dirigida al señor vicepresidente del Gobierno.

Don Miguel Cabrera.

El señor Cabrera Pérez-Camacho (Desde su escaño): Señor presidente, señorías.

Señor vicepresidente: ¿tiene usted conocimiento de cuáles fueron los motivos de la repentina dimisión de la exconsejera doña Margarita Ramos?

El señor presidente: Muchas gracias, don Miguel Cabrera.

El señor vicepresidente del Gobierno, don José Miguel Pérez.

El señor vicepresidente del Gobierno y consejero de Educación, Universidades y Sostenibilidad (Pérez García) (Desde su escaño): Presidente, señoría.

Tengo el conocimiento que salió de sus palabras, y que además lo hizo públicamente, no solamente al resto del Gobierno; y explicó razones de tipo personal y profesional.

El señor presidente: Muchas gracias, señor vicepresidente del Gobierno.

Don Miguel Cabrera.

El señor Cabrera Pérez-Camacho (Desde su escaño): Don José Miguel, cuando hablemos de historia le ruego que sea más riguroso o use mejor la gramática española, porque de lo contrario sus gazapos quedan registrados en el Diario de Sesiones del Parlamento, como ocurrió el pasado día 4. Fernando VII no derogó dos constituciones, como usted afirmó reiteradamente; siempre una, solo una, La Pepa, y nada más que La Pepa.

Y ya centrándonos en la cuestión le diré: con la renuncia de doña Margarita Ramos se ha marcado una muesca más e importante en la larga lista de fracasos del señor Rivero y de ese Gobierno al que usted pertenece. Pasmado y matriculado como libre oyente, pero en todo caso parece que pertenece. En todo caso, han perdido una profesional competente y una de las pocas cabezas brillantes del Ejecutivo. Su primer error ha sido no conservarla, no dar los pasos previos necesarios para que esa consejera se sintiera apoyada y respaldada por su gabinete. Su segundo error ha sido no ser capaces de hacer que reconsidere su decisión.

Margarita Ramos, por su preparación, su buen trato y sus cualidades personales, era una persona que tenía todas las puertas abiertas en la Administración del Estado. Otras personas, no sé yo, no sé. En cualquier caso, las decisiones del Gobierno parecen cada día más desconcertantes. Parecen pensadas para la estrategia de la confrontación, no tomadas según los principios de la lógica política y desde luego no sirviendo a los intereses generales de Canarias.

Solo el tiempo dirá si esa consejería funcionó mejor desde la profesionalidad más exquisita o desde el radicalismo más jacobino. Solo el tiempo dirá si en Industria las cosas ahora se harán correctamente o serán otra vez como en enero del 93, cuando todo se hacía del revés.

Nada más.

El señor presidente: Muchas gracias, don Miguel Cabrera.

Señor vicepresidente del Gobierno, don José Miguel Pérez.

El señor vicepresidente del Gobierno y consejero de Educación, Universidades y Sostenibilidad (Pérez García) (Desde su escaño): Desde luego por la relación personal que me une con doña Margarita transmitiré sus palabras de elogio, supongo que en nombre de su grupo. Ya le hubiere gustado a ella escucharlas en este Parlamento, ya le hubiese gustado a ella escucharlas en este Parlamento.

Pero le voy a rogar, le voy a rogar -efectivamente, es compañera suya-, un ejercicio de respeto. Yo le he contestado aludiendo a las declaraciones públicas y a las que nos contó en el Consejo de Gobierno doña Margarita Ramos. Las pone usted en duda, por lo que veo. Sí, sí, las pone usted en duda y, a tenor de su intervención, le ruego que las respete, que igual que ha hecho un elogio de doña Margarita en su trayectoria culmine usted el elogio hasta el final, respetando la palabra de doña Margarita Ramos, que es lo menos que podemos pedir.

Y, efectivamente, desconozco que lo haya en el Diario de Sesiones, pero no creo haberme equivocado. Dos veces derogó la Constitución de 1812, en el 14 y en el 23, don Fernando VII, insisto. No sé... Si me he equivocado en algo, lógicamente humano soy, pero no creo que no supiera qué clase de Constitución estaba derogando don Fernando VII.

Pero le reitero, le reitero: doña Margarita Ramos hizo un trabajo, en mi opinión, excelente y se fue de forma muy elegante, porque, como algunos dicen, en política a veces lo más difícil es irse, no entrar, y yo le pido el respeto que se merece por su decisión. Yo lo respeté, lo respeté, y fue una decisión absolutamente personal.

El señor presidente: Gracias, señor vicepresidente del Gobierno.